En la zona de la que soy, y en casi toda Castilla, por Todos los Santos era típico hacer puches.
Puches parece que procede del latín "pultes" que era una papilla de harina.
Mi abuela Inés las hacía en casa, en la lumbre baja, las tardes-noches de la víspera de Todos los Santos y/o el día de Todos los Santos, y con picatostes. El día de Todos los Santos, además, se compraba lomo de cerdo que se asaba en buenos filetes en la lumbre, y se comía entre pan y pan (nada de plato, y cubiertos).
La verdad es mi madre lo ha recordado toda la vida, pero las ha hecho muy pocas veces, la última que recuerdo fue hace unos años y reconozco que no me gustaron mucho.
Hace unos días comentó que este año iba a hacer puches, reconozco que pensé "puff, no me apetecen!", pero la animé, es una tradición que aunque sea de vez en cuando no está mal; y casualidad, hace unos días en una red social una amiga recordó esta tradición, preguntando la receta, o sea que como le comenté que si finalmente las hacíamos en casa las subía, ahí va la receta.
Ingredientes:
- 3 cucharadas de harina de trigo.
- 2 cucharadas de azúcar.
- Leche.
- 2 rebanadas de pan.
- Aceite.
Preparación:
Lo primero que hay que hacer es cortar las rebanadas de pan en dos bastones alargados, poner aceite de oliva en una sartén y cuando esté bien caliente freír los 4 bastones de pan para conseguir los picatostes. Tienen que quedar bien dorados pero no quemados, y se reservan.
En el aceite que ha quedado de hacer los picatostes se añade 2 cucharadas de azúcar y 3 de harina de trigo, y como si fuéramos a hacer una salsa bechamel o unas gachas, hay que tostar la harina durante al menos 8 ó 10 minutos, precisamente para que las puches no sepan a harina.
Cuando la harina está bien tostada hay que ir añadiendo leche poco a poco, de igual forma que para hacer una bechamel. Hay que ir añadiendo hasta que cojan un espesor considerable, no duras, pero si espesas. Y una vez que están en ese punto hay que cocerlas también 5 ó 6 minutos sin dejar de mover. Se puede dejar sin remover solo al final, para que he haga un poco de "pegao" en el fondo de la sartén.
Una vez que están hay que coger los picatostes y meterlos en las puches, al menos así se hacía en mi casa, pero el que quiera los puede dejar fuera o incluso no hacerlos. Y lógicamente, eso de utilizar platos tampoco estaba en el guión, lo más divertido es comerlas en la propia sartén armados con una cuchara.
Como variantes que he visto en otros puntos, están la canela o los granos de anís machacados.
Yo no recuerdo esta tradición, cuando mi abuela Inés falleció yo tenía muy pocos años, pero no están mal, aunque reconozco que para mí no son, como un par de cucharadas y un picatoste tengo suficiente, creo que hasta el próximo año, pero son una tradición, y mantenerla tampoco resulta tan malo.
Yo sí recuerdo otra tradición la noche de Todos los Santos, una que además me encantaba, la de hacer cabezas de calabaza. Había que coger una buena calabaza, vaciarla con mucho cuidado de pipas y carne hasta dejar la piel fina y firme, y dibujarle para luego recortar, unos ojos y una boca fantasmagórica.
Con eso y una vela nos íbamos de casa en casa "tratando de asustar" a la gente: encendíamos la vela, echábamos unas gotas de cera en el suelo para que la vela se sujetara y encima poníamos la calabaza, de forma que si estaba bien echa toda la calabaza relucía con la horrible cara; todo lo hacíamos con todo el silencio que podíamos, que realmente en ocasiones era muy poco, y cuando estaba todo preparado llamábamos al timbre y nos escondíamos. A veces, hasta nos daban algunas monedas, pero en alguna ocasión también es cierto que salía el chico más mayor que nosotros que trataba de darles una patada, con lo que nos fastidiaba la diversión.
En cualquier caso, buen Hall..., Hallow..., no me sale, buena noche de Todos los Santos!