domingo, 7 de septiembre de 2014

Galletas.

Llega septiembre y numerosas editoriales comienzan a editar publicaciones en fascículos, con el aliciente de que ese primer fascículo trae algún reclamo interesante.

Eso no sería nada nuevo para mí si no estuviera Oier, mi sobrino con casi 5 años, un niño al que le encanta Mickey Mouse (como a casi todos) y que para sorpresa de todos le encanta la cocina.

Como ocurre en muchos casos, ha estado mucho en casa, mi hermana y su marido trabajan o sea que la yaya y el yayo se han ocupado mucho de él, y con la yaya ha estado muchas veces en la cocina mientras cocinaba y ha tenido que entretenerlo en muchas ocasiones mientras cocinaba.

Después, cuando ya comenzó el colegio, ha seguido mucho en casa y mientras ha estado y yo he cocinado no he tenido ningún temor en meterlo conmigo a la cocina, con mucho cuidado lógicamente, en ocasiones incluso para entretenerle haciendo algo divertido para merendar como papartas. Eso también animó a su madre, que desde hace algún tiempo también juega con él en la cocina, y de hecho durante el pasado invierno muchas tardes hizo bizcochos para merendar y que estuviera entretenido.

Claro, cuando vi un fascículo que traía como regalo un molde para hacer galletas con la cara de Mickey Mouse lo primero que pensé fue en comprarlo. Menuda sorpresa le iba a dar a Oier haciendo galletas con la cara de Mickey.

Y dicho y hecho. El fascículo estuvo varios días en casa hasta que llegó Oier. Ese día solo estuvo un ratito y no nos daba tiempo a hacerlas, pero le prometí que las haríamos otro día que estuviera más tiempo y el jueves vino a quedarse a dormir, claro, ya era tarde y no nos íbamos a poner a hacerlas, o sea que tuve que volver a prometerle que al día siguiente las haríamos de verdad.
 
A las 22'00 horas, después de pasar toda la tarde en el centro viendo el mercado medieval que se hace con ocasión de la celebración del Privilegio de la Unión, nos tuvimos que poner a hacer galletas ... "porque se lo había prometido, eh!".



Ingredientes:

   - 200 grs. de mantequilla.
   - 200 grs. de azúcar glass.
   - 1 huevo.
   - 400 grs. de harina.
  - 100 grs. de cacao (Cola Cao que era lo que tenía en casa).

La verdad es que es una elaboración muy sencilla. Hay que poner en un bol grande la mantequilla a punto de pomada para poder trabajarla, añadirle el azúcar y batir todo hasta que quede cremoso. Se añade el huevo y hay que continuar batiendo para incorporarlo a la mezcla. Solo queda incorporar la harina y el cacao poco a poco (yo lo he hecho con un colador para tamizarlo y que no queden grumos), sin dejar de mover hasta que quede una pasta homogénea.
 
Ya tienes la base hecha y ahora hay que ir dando forma a las galletas. Hay que extender la masa con un rodillo hasta que tenga como medio centímetro de grosor y en ella ir haciendo galletas con los moldes, ir cortando las galletas con las formas que quieras o ir formando bolitas que posteriormente aplastar para formar galletas más tipo pasta tradicional.  Mi recomendación es que extiendas la masa con el rodillo sobre papel de horno, de forma que posteriormente puedas cogerla y ponerla sobre la bandeja del horno de una forma fácil y sin que se rompa.

Una vez que tienes las galletas formadas hay que meterlas al frigorífico al menos media hora y tras eso hornearlas entre 12 y 14 minutos a 180 grados (lógicamente si son un poco más gruesas hay que dejarlas algún minuto más y si son muy finas hay que sacarlas algún minuto antes).

De la decoración que tenían prefiero no hablar ... Oier estaba empeñado en que la hiciéramos y la verdad es que no tenía ni idea, había ingredientes de los que no había oído hablar en la vida (clara de huevo en polvo!). Pero lo cierto es que tampoco es necesaria, las galletas están deliciosas, o al menos no es necesaria con la medida que traía la receta. 

Bueno, la receta no era exactamente así, opté por algunas variaciones y salieron bien. La primera fue sustituir parte de la harina por cacao, en concreto 100 grs. aproximadamente, y la segunda eliminar el extracto de vainilla.

Pero para otras ocasiones tengo que probar varias variantes. La masa la haré como tiene que hacerse y sin ningún tipo de añadido que de sabor, separaré varias partes y a cada una de ellas les iré añadiendo las diferentes variantes. La primera irá con extracto de vainilla y con decoración de fideos de chocolate; a la segunda le añadiré colorante rojo, para darle un toque de color divertido, y haré pastas en forma de pequeño corazón que irán decoradas con trocitos de chocolate blanco y con mermelada de fresa; y las terceras pienso en añadirles cacao en polvo y decorarlas con chocolate negro por encima. 

Veremos a ver qué sale. Pero seguro que nos reiremos Oier, la yaya que no andará muy lejos, y yo, y volvemos a lo que he comentado en algunas entradas ... son los recuerdos que se evocan, las nuevas vivencias que generan nuevos recuerdos, compartir con los tuyos, las risas ... en definitiva vivir, o sea que espero que viváis mucho y que os gusten.


 


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