Ya he dicho alguna vez que mi abuela Inés cocinaba como los ángeles y que de ella, pasando por mi madre, creo que es de donde viene este gusto por el cocina.
Muchos eran los guisos que le salían muy bien, recetas muy "de siempre", y recetas muy "de lo que había en casa".
En su época había que dar de comer a una familia con cinco hijos y había que utilizar lo que había en casa; mi abuelo era labrador, productos del huerto y del corral no faltaban, buena materia prima, en casa siempre había.
Muchísimas de esas recetas las recuerda mi madre, aunque era la más pequeña de casa. Algunos platos los recuerda pero nunca los ha hecho, no sabe cómo los hacía la abuela, y en otros se han convertido en las platos de mi casa "de siempre", se hagan mucho o poco.
La que hoy os traigo es uno de esos guisos que mi madre recuerda que la abuela hacía y que te chuparas hasta os dedos. Yo no la recuerdo, apenas recuerdo a mi abuela puesto que era muy pequeña cuando se fue, pero la conozco a través de mi madre. El arroz de la abuela, cada vez que se nombra en casa hace que saquemos una sonrisa, una de esas recetas que se hace pocas veces pero que para nosotros son deliciosas.
Y no es nada más y nada menos que una cazuela de arroz que mi abuela hacía con las cosas que habitualmente había en casa, chorizo y jamón de la matanza, y patata y coliflor del huerto, como base.
Vamos con los ingredientes:
- 2 vasos de arroz.
- 1 chorizo.
- 2 lonchas de jamón serrano de 1 cm. de grosor.
- 3 higaditos de pollo.
- 1 patata pequeña.
- 1/4 de coliflor pequeña.
- 1/2 cebolla pequeña.
- 1/2 pimiento rojo y 1/2 pimiento verde pequeños.
- 2 ajos.
- 1/2 tomate mediano.
- 4 vasos de caldo de carne o de verduras.
- Sal.
- Azafrán y colorante.
- Vino blanco
- Aceite.
Hay que picar muy menudo la cebolla, el ajo, y los pimientos (con los pimientos se puede hacer también trozos grandes, de forma que al que no le guste los puede quitar del plato fácilmente). Hay que rallar o triturar el tomate. Con la coliflor y la patata se hacen trozos no muy grandes, para que se puedan cocer bien, y todo se reserva.
La carne también hay que cortarla en trozos pequeños: los higaditos de pollo, el chorizo a ruedas o en tacos, y el jamón en bastones. Y también se reservan.
En una cazuela, una paellera o una sartén honda, hay que poner aceite y hay que comenzar a sofreír los ingredientes. Primero la cebolla, el ajo y los pimientos con un poco de sal; después la coliflor y tras darle unas vueltas el chorizo, el jamón y los higaditos de pollo. Y tras eso el tomate triturado.
Una vez que todo está sofrito se añade el arroz y también se le dan unas vueltas y se añade el caldo que tendrá que estar caliente (si no hay en ese momento caldo, no pasa nada, se puede arreglar con agua y concentrado de carne). E inmediatamente se añade la patata para que se pueda cocer y no quede dura.
Es el momento de arreglar el guiso, hay que añadir un poco de sal, el azafrán, el colorante y el vino blanco.
Se mantiene a fuego alto durante unos minutos hasta que rompa a hervir, y después a fuego medio para que vayan cociendo todos los ingredientes y se vaya haciendo el arroz. Es bueno pasados unos minutos probar para rectificar de sal si es necesario.
El resultado, magnífico, aunque me temo que no como el que lograba mi abuela, ella cocinaba en la lumbre baja, con leña, y con una materia prima excelente, con lo que se criaba en el corral y se cultivaba en el huerto.